CARNAVAL GUAJIRO, UNA BREVE HISTORIA




Futura estrella del beisbol tunero. El pequeño Marcos convenientemente disfrazado de "pelotero", en compañía de su primo Kike, impaciente por ir al desfile infantil.

CARNAVAL GUAJIRO, UNA BREVE HISTORIA
Los orígenes del carnaval en esta provincia de Las Tunas, debemos buscarlos en el lógico cambio social que vivió el pueblo cubano en el siglo XIX, con la abolición de la esclavitud, sirviendo, en sus orígenes, a las festivas expresiones en las cuales se celebraba, por parte de los esclavos y de los libertos, el día en que los amos o patronos permitían a éstos la exteriorización de su religión, siempre, por supuesto, dentro del contexto católico, mediante sus cantos y bailes, por lo que podríamos decir que, en definitiva, el carnaval tuvo su origen más remoto en las fiestas de los distintos cabildos.



Según los datos que hemos consultado en los archivos municipales, en 1905 la mancomunidad de la región, que por entonces comprendía unos 16 barrios, intentó llevar a cabo los pertinentes festejos populares, con los cuales se pretendía, entre otras cosas, atraer visitantes y compradores a los mercados de la ciudad, pues recordemos que estamos hablando de una zona eminentemente agrícola, pero sin embargo, y pese a los esfuerzos realizados para llevarlos a cabo ese mismo año, no fue hasta 1906 en que la idea pudo llevarse a buen puerto, y se declara abierta la fiesta de municipio, con la consiguiente verbena.



Sin embargo, no fue hasta 1950 que se realizan las primeras fiestas que podríamos considerar como carnaval, tal y como hoy las conocemos, las cuales se enmarcaban dentro de los actos conmemorativos de la celebración del santo patrón de la villa, San Jerónimo, cuya festividad se celebra el 30 de septiembre de cada año, aunque por entonces aún se las denominaban procesiones, pero no todo era holganza y divertimiento generalizado, pues podían contemplarse claramente dos zonas demarcadas, principalmente debido a la diferencia de clases. Los patronos o indianos más adinerados tenían su propia zona perfectamente delimitada, y se dejaban ver en el hoy conocido como Parque Maceo, mientras el resto de la plebe menos afortunada y los guajiros se movían por las calles y zonas adyacentes. Esa primigenia fiesta con ínfulas carnavalescas se celebró del 27 al 28 de agosto, como pretexto para conmemorar la toma de la villa por las tropas mambisas del general Calixto García durante las guerras de Independencia.



Dos años más tarde, en 1952, los festejos del carnaval tal y como ahora se celebran tuvieron lugar bajo el patrocinio de una comisión organizadora comandada por Rafael Urbino Santoya, y Pedro Verdecía, los cuales contaron con la ayuda de varios vecinos y, principalmente, con la colaboración de la fábrica de cerveza Polar, que contribuyó a financiar los actos y la festividad, la cual tuvo lugar entre los días 23 al 29 de septiembre de ese mismo año, durante la cual se llevaron a cabo los que podríamos considerar por fin los primeros desfiles. Estas fiestas de carnaval no tardaron en adoptar actividades más o menos atractivo, entre las cuales destacaron la elección de la reina y sus damas acompañantes, que ese año tuvo como elegida a la bella tunera Berta Maestre, pero, y para no despertar susceptibilidades entre la numerosa población mestiza y de color, también se realizó una elección paralela de la cual saldría elegida la Reina de ébano, titulo el cual recayó sobre la hermosa Mercedes Matamoros. Las primeras congas, o desfiles, tuvieron como protagonistas indiscutibles a dos grupos, Los encapuchados de la Calle, más conocidos como los Mau Mau, cuyo nombre se ha mantenido hasta la actualidad, y la Comparsa de Belén, luego denominados Belén y su jardinera, y hoy La nueva Jardinera, a secas. Tal vez, dada su proyección en el tiempo y su asidua participación a estas fiestas de carnaval, no sería errado el considerar a estos dos grupos artísticos como la génesis de todo el proceso artístico posterior que hoy conocemos como paseo o desfile, el cual está compuesto por cuatro comparsas y cuatro congas fijas, a las que debemos sumar las que luego, espontáneamente, se unen al evento, por no hablar de aquellas personas que, a título particular o formando parte de diversas charangas, ofrecen su personal visión de lo que es el ambiente carnavalesco, contribuyendo a dar ambiente y colorido al desfile.



No hay duda de que el nacimiento de estos grupos artísticos está fuerte e íntimamente ligados con aquellos barrios de los cuales son originarios y en donde viven sus fundadores, y ya que hemos mencionado a las dos primigenias, no podemos dejar de hablar de las que las siguieron. La comparsa Estampas Tuneras, integrada casi en su totalidad por miembros de la familia Agüero Rodríguez, también conocida popularmente como La Conga de Zabala, nacida en 1953, año en el cual efectuó su debut, tiene su feudo en el barrio conocido popularmente como Marabú, y allí ensayan sus músicos y su cuerpo de baile año tras año. En su primera actuación, concurrieron bajo la denominación La Pinilla, y tres años más tarde, cambiaron su nombre al de Los Marinos, y finalmente, al mismo por el cual es conocida en la actualidad.
La siguiente comparsa que actualmente se considera también con raigambre dados los años que asiste sin interrupción a los desfiles, es la denominada Cuba Libre, la cual desfiló por vez primera en 1975, y la más joven pero ya con 21 años de experiencia a sus espaldas es la Forjadores del Futuro, del reparto La Victoria.



En cuanto a las congas, después de la conocida Mau Mau, en 1958 se le suma la conga de La Construcción, que con el paso del tiempo también fue cambiando de nombre, que no de protagonistas, y hoy se la conoce como Folklotunas. No es ya hasta en 1984 que se le suma, con carácter definitivo y con continuidad, la conga Los pinos Nuevos. Actualmente, la más joven de la que tuve noticias que apenas cuenta con 10 años, es la Conga Turibe, también llamada Bello Ritmo Tunero.



La fiesta tenía su ruta, desfilando por la antigua Calle de las Latas, hoy Calle Julián Santana. El desfile se extendía desde la loma de Don Claudio Aguilar, conocido como el reparto La Loma, hasta la Calle Martí, pero con el paso de los años y la cada vez mayor afluencia, tanto de público como de participantes, se alargó el recorrido original hacia la Calle Rubí. Desde entonces los vecinos de la calle Rubí se catalogan como los fundadores del vistoso adorno popular que cada año caracteriza al carnaval tunero, tradición por la cual les ha sido reconocida la condición de Institución Cultural desde el año 1985. En años posteriores, y debido al auge de la fiesta popular, los organizadores se vieron obligados a incrementar el recorrido de las diversas comparsas y congas, incorporándose a este las calles Colón y Vicente García, antigua Real.



Pero es preciso hacer notar que la festividad del carnaval de la ciudad pasó por diversos altibajos, pese a que hasta 1970 conservó ese diseño original. Ese año se eligió la última Estrella del Carnaval, lo que marcaría el comienzo de diversas dificultades, ya que la tradición, por razones que no viene al caso y que nadie supo explicar, achacándose las mismas a diversos hándicaps, y no se rescata hasta 1981 manteniéndose sin mayores cambios hasta 1990, fecha en que el país entra en los duros años del denominado Período Especial, provocado por la caída de la antigua URSS, lo que obliga a cancelar los festejos, los cuales quedan en suspenso durante los siguientes cuatro años, y no es hasta 1995 que renacen, aunque bajo el nombre de fiestas populares, las cuales se ven de nuevo animadas por vistosos y coloridos desfiles de comparsas, congas y carrozas, pero ya sin llevarse a cabo la elección de reina o estrella del carnaval, pues los desfiles no de hacían bajo tal denominación. No es hasta 1999 que surge nuevamente la llamada comisión del carnaval, presidida por Tony Vázquez, principal impulsor de la fiesta, y artífice de que ese mismo año el popular desfile recobre el nombre de carnaval. Su realización, al contrario que en otros países, se suele llevar a cabo entre los meses de agosto y septiembre, pues tal festividad se ha querido asociar con sucesos de la historia local, bien sean de índole religiosa o conmemorando hechos llevados a cabo durante las guerras por la independencia.

Actualmente, acompañados por diversos actos culturales, los desfiles tienen lugar en dos tiempos bien diferenciados, el llamado Carnaval Infantil, cuyos actos tienen lugar a lo largo del día, y, como su nombre indica, los protagonistas son los desfiles de niños, el futuro de las congas y las comparsas, y el Carnaval en sí, y cuyos actos más relevantes se llevan a cabo a lo largo de las últimas horas de la tarde y hasta bien entrada la madrugada.

No voy a hacer mención a la calidad del escaso material que se salvó de la quema, y que en un principio, no estaba destinado a este fin, que el asiduo lector de estos post ya bien conoce, calidad que, al menos en lo que a mí respecta, y en comparación con el material perdido gracias al buen hacer de una compañía aérea, deja bastante que desear, y no refleja para nada lo que este proyecto pretende llegar a ser, por no hacer mención de los objetivos a conseguir, pero como se suele decir, es lo que hay, por lo que ruego la indulgencia del visitante, si esperaba un material gráfico de otra índole, el cual espero poder ofrecer en breve, en cuanto los escollos económicos que nos impiden llevar adelante este blogcumental sean salvados.


Carroza del desfile infantil.

Marcos e Ivon asistiendo al desfile infantil


Gracias a Edilberto Agüero Rodríguez, fundador, en 1953, de la comparsa Estampas Tuneras, cuyo borrador de las notas tomadas a lo largo de la conversación que mantuvimos no se han perdido por haber viajado en otra maleta, y han servido de base histórica para este post.
(P.S ¡Gracias por el ron, compay!)



PROYECTO GUAJIRO es una idea original de DAVID POSSE. © 2009. Todos los derechos reservados.

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